
Por Fernanda Contreras.
Cuernavaca.- En el corazón de Ocotepec, la semana santa se vive con una profunda devoción y tradición. Para sus habitantes, estos días sagrados son sinónimo de recogimiento y ayuno, una práctica que trasciende generaciones y define su identidad como pueblo, así lo compartió José Nava, residente de la localidad quien continúa con esta costumbre.
Alondra Benita Gómez, quien ha presenciado la representación del viacrucis desde su infancia, describe la experiencia como un evento hermoso y significativo para los lugareños. La participación activa y la vivencia comunitaria de estos actos religiosos fortalecen los lazos y el sentido de pertenencia en Ocotepec.
Yanira Rivas, por su parte, evoca las enseñanzas de sus abuelos, recordando cómo los días de semana santa eran estrictamente observados con guarda. En aquellos tiempos, la música y la televisión cesaban, creando un ambiente de respeto y reflexión. Con preocupación, señaló cómo las nuevas generaciones a menudo toman estas tradiciones como un juego, sin involucrarse plenamente en el profundo sentido de fe y tradición que encierran.
Araceli Millán comparte esta perspectiva, recordando cómo su familia vivía la Semana Santa en un ambiente de respeto y silencio. Sin embargo, lamenta que las nuevas generaciones han perdido en gran medida esta tradición, optando por salir de vacaciones y buscar diversión, dejando de lado el significado religioso de la fecha.
A pesar de esta transformación en las costumbres, Araceli destaca con esperanza la presencia de jóvenes que aún participan activamente en la representación del viacrucis. Su compromiso representa un hilo de continuidad entre el pasado y el presente, ofreciendo la esperanza para la preservación de estas valiosas tradiciones.
La Semana Santa en Ocotepec se presenta así como un crisol de contrastes. La profunda devoción de los mayores y de aquellos que mantienen viva la tradición choca con la creciente desconexión de las nuevas generaciones, quienes, influenciados por el mundo moderno, adoptan otras formas de vivir estos días.
La labor de inculcar en los jóvenes el valor y el significado de las tradiciones ancestrales se vuelve crucial. La semana santa en Ocotepec no es solo un evento religioso, sino una manifestación viva de su historia y su identidad, un legado que merece ser transmitido y valorado por las futuras generaciones.