
Por Fernanda Contreras.
Cuernavaca, Mor. – Cada 27 de septiembre el mundo dirige su atención a la lucha contra el Cáncer de Tiroides, una conmemoración que busca generar conciencia sobre una enfermedad que, aunque a menudo considerada, “la menos agresiva”, exhibe una creciente incidencia en hombres y mujeres.
En el marco de esta jornada, el cirujano oncólogo Armando López Díaz explicó a Punto Por Punto TV que la detección oportuna puede conducir a la curación total de esta neoplasia. El objetivo es claro: romper el paradigma del miedo asociado al cáncer, especialmente en un tipo de tumor donde el diagnóstico temprano abre la puerta a tratamientos altamente efectivos.
El doctor López Díaz subrayó que el cáncer es una enfermedad multifactorial, pero en el caso tiroideo, existen tres factores de riesgo. El principal es el género, ya que ser mujer confiere un riesgo tres veces mayor de desarrollar este tumor, una susceptibilidad que se atribuye tanto a razones estadísticas como genéticas. El segundo factor es haber recibido radiación en la zona del cuello por otro tipo de tumor o exponerse a actividades con radiación continua. A diferencia de otros cánceres, el de tiroides no suele presentar un síntoma específico en etapas iniciales. Por ello, el especialista alerta que la aparición de una “bolita” o aumento de volumen en la base del cuello, donde se ubica la glándula tiroides, debe ser considerada un dato de alarma para buscar atención médica especializada.
Para confirmar el diagnóstico, el ultrasonido se erige como la herramienta de entrada y de gran utilidad informativa. Sin embargo, el procedimiento definitivo es la biopsia de aspiración de aguja fina (BAAF). Este procedimiento, que se realiza guiado por ultrasonido, es crucial para obtener muestras de la lesión y “ponerle nombre”, es decir, caracterizar el tipo de tumor.
El doctor López Díaz insiste en la importancia de no temer a la biopsia, siempre y cuando sea realizada adecuadamente por un especialista en radiología e imagen, ya que es un procedimiento seguro y necesario para que los oncólogos quirúrgicos puedan tomar la mejor decisión de tratamiento. En casos avanzados, el diagnóstico puede requerir estudios adicionales como tomografías.
Las opciones de tratamiento, dependen intrínsecamente del estadio en que se diagnostique la enfermedad. Actualmente, el tratamiento quirúrgico es el pilar y, gracias a los avances, se ha evolucionado hacia cirugías conservadoras en casos tempranos. En ellas, se puede extirpar solo una mitad de la glándula (tiroidectomía parcial), permitiendo al paciente conservar la otra mitad para una vida más adecuada. Sin embargo, cuando la enfermedad está más avanzada o presenta alto riesgo de recurrencia, se recurre a tratamientos complementarios como el yodo radioactivo, la radioterapia y la terapia blanco.
En instituciones como el Centro Médico Nacional Siglo XXI, se reciben aproximadamente diez pacientes nuevos con cáncer de tiroides al día, lo que evidencia la alta incidencia de la patología.
El pronóstico general para los tipos de cáncer de tiroides más comunes (folicular y papilar) es altamente favorable cuando se detectan oportunamente, con una sobrevida muy alta y posibilidades de curación.
No obstante, el doctor López Díaz advierte sobre tipos más agresivos, como el anaplásico o el medular, que aún representan un reto en la atención. Como recomendación de prevención, el oncólogo sugiere la autoexploración frecuente del cuello en búsqueda de bultos y, dada la mayor accesibilidad, la realización de un ultrasonido periódico.