
Por Fernanda Contreras.
Cuernavaca Mor-. En la zona arqueológica de Teopanzolco, Cuernavaca, la llegada de la primavera se sintió con una energía especial. Daniela Mazón, acompañada de su madre, celebró el equinoccio con un ritual de 108 saludos al sol.
En entrevista, Daniela Mazón mencionó que la primavera para su familia es un momento de introspección y renovación.
Para muchos cuernavacenses esta época es de abundancia, prosperidad y florecimiento. La ciudad, conocida como la “eterna primavera”, se llena de vida y color, y sus habitantes buscan conectar con la energía renovadora de la estación.
“Es importante considerar a la primavera como un ciclo de la naturaleza y, a su vez, considerarnos a nosotros como parte de ese ciclo, siendo conscientes del impacto que tenemos sobre él”, explicó Marcos, quien acudió a Teopanzolco a meditar.
Si bien algunos optan por rituales específicos, como los saludos al sol, la mayoría de las personas celebran la primavera de manera más personal.
La turista Moncherrie, mencionó al que “es una sensación interna, un momento para recibir las buenas vibras que trae consigo la estación”.
La primavera invita a la reflexión sobre nuestra conexión con la naturaleza y el impacto de nuestras acciones. Es un tiempo para renovar energías, fijar metas y florecer junto con el entorno.
En Cuernavaca, la primavera se vive con intensidad, desde los rituales ancestrales en Teopanzolco hasta las celebraciones personales en los hogares. La ciudad se llena de flores, colores y una energía renovada, dando la bienvenida a un nuevo ciclo de vida.