
Por Fernanda Contreras.
Cuernavaca Mor-. En el corazón del municipio de Jiutepec, vive un hombre extraordinario: Manuel Amaro Cortés. A sus 66 años, este maratonista incansable ha recorrido miles de kilómetros, no solo en las pistas de atletismo, sino también en el camino de la vida. Su historia es un testimonio de perseverancia, esfuerzo y amor familiar.
Desde muy joven, Manuel sintió una pasión por el atletismo. A los 14 años, comenzó a participar en maratones locales, estatales y nacionales, desafiando sus propios límites y demostrando su talento.
En sus maratones recorrió Guadalajara, Puebla, Ciudad de México y Morelos. Recordó los grandes maratones que se organizaban en Cuautla y Cuernavaca, por mencionar algunos municipios.
A pesar de las dificultades económicas, nunca renunció a su sueño de correr. “El atletismo me enseñó a ser disciplinado y a nunca rendirme, me invitaban muchas veces a ir por parte del gobierno a campamentos, pero por mi economía, no podía estar tanto tiempo en un campamento, me salía para poder trabajar, expresó Manuel.
Don Manuel Amaro formó una familia y tuvo cinco hijos, a quienes sacó adelante con un negocio de aguas frescas, chicharrones y frutas preparadas. Inició con su negocio hace aproximadamente 24 años, cerca de la secundaria número 4 de la colonia Chipitlan, de Cuernavaca, ofreciendo sus productos a jóvenes y niños que pasan por su local, ganándose así el sustento diario, además de atender su oficio de plomería. “Mi familia siempre fue mi motor. Trabajaba duro para darles lo mejor”, recordó
A pesar de las responsabilidades familiares y laborales, este hombre nunca abandonó su pasión por el atletismo. Siguió participando en maratones hasta los 65 años, demostrando que la edad no es un impedimento para alcanzar metas. De hecho quiere volver a correr.
En la pared de su negocio cuelgan más de 80 medallas que se ganó a lo largo de su carrera como atleta, también algunos trofeos que guarda con mucho amor y cariño. “Los niños vienen a comprarme agua y siempre les pregunto si ya vieron mis medallas, para que ellos sientan interés por el deporte”, afirmó Manuel Amaro.
La forma en la que ejercitaba su cuerpo antes de cada maratón, era levantarse a las 5 de la mañana, su entrenamiento consistía en correr cinco o diez kilómetros diarios, además de tener una buena alimentación, sin consumir alcohol.
Actualmente presenta un problema en su rodilla, por eso no puede hacer sus ejercicios con normalidad, sin embargo, eso no le impide que cada mes suba al Tepozteco, “aunque sea de ladito, siempre me ha gustado ir a tomar el aire arriba”, comentó el atleta.
La historia de Manuel Amaro es un ejemplo de perseverancia y superación. A pesar de las adversidades, nunca se rindió y logró combinar su pasión por el atletismo con su responsabilidad como padre.