
Por Dulce Hernández
Cuernavaca, Mor. No todo el trabajo se nota a simple vista, pero hay personas cuya labor transforma lo cotidiano. En el Día del Ingeniero, destacamos a quienes convierten ideas en soluciones que impactan.
Uno de ellos es Elid Serdán, ingeniero textil en acabados, cuya trayectoria da cuenta de cómo la técnica y la pasión pueden ir de la mano.
Originario de Iztapalapa, Estado de México, y el mayor de tres hermanos, Elid es ejemplo de cómo el empeño abre camino. Comenzó como becaria en una empresa textil, donde su talento la llevó a explorar nuevos espacios y ampliar su conocimiento.

Aunque pasó por distintos lugares aplicando su especialidad, fue en Morelos donde encontró una nueva etapa. Llegó con la idea de estar poco tiempo, pero eligió quedarse.
Hoy se dedica al manejo de tonos y telas en procesos clave del textil. Una labor compleja que, aunque no siempre visible, exige precisión, enfoque y visión.

Su historia nos recuerda que la ingeniería no solo edifica: también tiñe, da forma y transforma.