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Por Fernanda Contreras.

Cuernavaca, Mor. – Con la llegada de la celebración de San Miguel Arcángel el próximo 29 de septiembre, la ciudad de Cuernavaca se viste de amarillo con la tradicional flor de pericón. Esta flor silvestre no solo embellece los puntos de venta, sino que porta consigo una arraigada costumbre: la elaboración de cruces que se colocan en puertas, ventanas y automóviles con el fin de ahuyentar al demonio o las malas vibras.

La tradición dicta que las cruces tejidas con pericón deben ser colocadas en la entrada de los hogares y negocios justo en la víspera de la fiesta de San Miguel, considerado el protector contra las fuerzas malignas. Se cree que el poder de la flor, sumado al significado protector de la cruz, crea un escudo espiritual para los habitantes.

Como es costumbre los comerciantes se instalan afuera de la Catedral de Cuernavaca para ofrecer su producto de temporada. Los precios de los arreglos varían, buscando ser accesibles para todos los bolsillos: las simbólicas cruces tienen un costo de 10 pesos la unidad, mientras que los ramos completos se ofrecen en 25 pesos.

A pesar del esfuerzo de los comerciantes y de la belleza de la flor, las ventas de pericón sufren una tendencia a la baja año tras año. Los vendedores señalan con preocupación que los jóvenes cada vez siguen menos la tradición. El pericón, más que una simple flor de temporada, es un recordatorio de la riqueza cultural y espiritual de Cuernavaca. Su presencia anual en las calles invita a la reflexión sobre cómo preservar estas costumbres ancestrales.

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